En el 2017 conocí a Músicas de la Tierra y desde entonces me enamoré del trabajo que realizan con niños, adolescentes, jóvenes y adultos, porque aquí se cultiva el amor y el sentido de pertenencia por su tierra, sus raíces e identidad cultural.
Su trabajo con la música es tan necesario en un departamento como el Cauca, porque este es un territorio que vive todo tipo de violencias y necesita del poder de la música para seguir transformando vidas, para sanar y para construir esa paz tan anhelada.